La costumbre de escribir cartas a mano es un hábito en extinción.
Hace poco escuché un comentario sobre los contados amigos que en realidad tenemos. El comentario hizo eco en mi mente durante días y llegué a la conclusión de que es cierto (al menos en mi caso), y que los cientos o miles de amigos y conocidos que coleccionamos en las redes sociales, son simplemente un placebo del tiempo en que vivimos.
Hay por supuesto entre el montón gente significativa pero en general todo se parece un poco a esas compras de pánico de centro comercial. Vemos mucho y nada al mismo tiempo. Abundan también las expresiones superlativas de afecto y de otras emociones a menudo acompañadas por una serie de 'emoticons' a elegir. Irónicamente se abrevian las dos y tres palabras que requiere un: te quiero o te quiero mucho. Esto que he llamado: la economía lingüística de las emociones las hace parecer tan volátiles como el interés mismo que tenemos en profundizar sobre lo que estamos viendo e incluso perder su verdadera carga emotiva.
Lo anterior no quiere decir que desapruebe las redes sociales o que no disfrute su uso pero intento en la medida de lo posible, escribir de puño y letra a esos amigos que viviendo lejos, permanecen cerca del pensamiento.
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Hand-written correspondence is one of those almost forgotten habits.
Not too long ago a friend made a remark about the few people we can really count as friends. The comment lingered for days and I came to the conclusion that it is true; that the hundreds of friends and acquaintances we collect on social media are but a placebo of the time we live in - of course there are meaningful friendships among the lot- but it's a bit like shopping in a frenzy at a mall, you see too much and nothing at the same time. Courteous and superlative expressions abound -though most of the times they are abbreviated-, as if taking two extra seconds to properly write I love you was too much to ask of ourselves. The linguistic economics of sentiments seem to be as fleeting as our interest in what we browse.
That is not to say I disregard social media, or not enjoy it, but I try in as much as possible to hand-write to friends who live far away but are never far from my thoughts.